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martes, 11 de octubre de 2011

“Te vamos a cortar los dedos para que te desangres poco a poco”, le dijeron los Xatruch II a Walter

MONDAY, 10 OCTOBER 2011 16:15 DINA MEZA


Aunque en lo público la Operación Xatruch II “se vende” como el desplazamiento militar para llevar "paz" al Bajo Aguán, a Walter Sabillón, un campesino de Rigores, le ocurrió todo lo contrario, fue secuestrado, mantenido por más de 14 horas bajo torturas y con amenazas de que le cortarían los dedos de una de sus manos para que se desangrara lentamente, el 06 de octubre, en el centro de operaciones de los militares del contingente enviado por Porfirio Lobo Sosa desde agosto pasado y que está en Tocoa, Colón.

Rigores es una comunidad campesina asediada por la fuerza militar y policial, hasta allí se han movido helicópteros que implementan una guerra sicológica contra los campesinos y campesinas de Rigores, hace unos días se llevaron a Santos Bernabé Cruz Aldana (16), le rociaron gasolina en su cuerpo y le dieron una gran paliza. Vea datos sobre el caso.

A Walter Sabillón (25) le dieron con las botas en la boca y le rompieron los labios, después lo tiraron a un carro sin placas de la Dirección de Investigación Criminal, DNIC y se lo llevaron militares que le fueron golpeando por todo el camino pidiéndole la lista de todos sus compañeros y que dijera dónde estaban las armas, el hecho ocurrió después que un operativo combinado de la fuerza Xatruch II, DNIC y Policía Nacional llegaron a Rigores en un desalojo violento contra campesinos y campesinas.

“Tiráte allí animal y me dieron con las patas en la boca, me salió mucha sangre y cuando ya iba cerca del comando de los militares en Tocoa me dieron una bolsa de agua para que me lavara y que no se notaron los golpes”, dijo Walter la noche del 06 de octubre después que logró sobrevivir de un secuestro que pudo haberlo llevado a la tumba y donde sus perpetradores actuaron con toda la impunidad que le da el “sistema de justicia” hondureño.

El rumbo del carro sin placas fue el comando militar, establecido en el centro de la ciudad de Tocoa, un lugar ilegal de detención donde no pueden llevar detenidos.

Desde que llegué estaban furiosos, me tiraron al suelo esposado y todo el que pasaba me daba patadas en todo el cuerpo, me mantuvieron bajo amenazas y golpes desde que me capturaron y pusieron entre cinco a seis militares que me custodiaran con rifles, con los cuales me mantenían apuntado, dijo la víctima.

Agregó que después llegó uno de los militares, posiblemente el encargado de ese lugar, “me dijo sacá las manos y me hicieron que las levantara esposadas, te voy a cortar los dedos para que te desangrés así como ustedes lo hicieron con nuestro compañero”, relató Walter mientras se preguntaba por qué tanta barbarie.

Creí que moría pues quién me iba a defender si ni siquiera un abogado sabía de mi detención, señaló mientras relataba que tenía calentura –fiebre- y le dolía todo el cuerpo de los golpes.

Sin embargo se presentó “un militar bueno”, como en los operativos sicológicos de la guerra de Baja Intensidad en los 80, donde los disidentes políticos, muchos de ellos aún desaparecidos, convivían en cárceles clandestinas bajo tortura física y sicológica, para sacarles información de sus actividades políticas.

El otro militar dijo no dejalo para la noche que vamos a jugar pelota con él, se me imaginó que sería peor la cosa, destacó, fue algo horrible, todos me golpeaban, así estuve, como a las dos de la tarde mermaron un poco y permanecí tirado en el piso, sin saber si saldría vivo.

Todo el tiempo las dos preguntas eran las mismas: dónde están las armas y danos la lista de todos tus compañeros, como siempre les dije que no conocía a nadie, que acababa de llegar al grupo y que no sabía sus nombres, entonces me quitaron el celular y advirtieron “aquí alguien te va a llamar y va a caer”.

En una conversación vía teléfono con el COFADEH, Walter dijo que temía por su vida, porque le tomaron fotografías y dejaron todo su nombre, “si me vuelven a agarrar me van a matar, por favor ayúdenme, llama a la comunidad internacional que le digan a esta gente que ya no nos hagan tanto daño”.

Helicópteros artillados han sido llevados a Rigores para amedrentar a los y las campesinas.

Como a eso de las siete y media de la noche decidieron soltarme, “te vamos a dejar ir pero prométenos que no vas a volver a esos grupos porque si te volvemos a capturar te amarraremos una piedra en el cuello y te lanzaremos al Aguán”, fue la sentencia de muerte, solo porque lucha por un pedazo de tierra.

La pregunta conclusión obligada es: los Xatruch II tienen otro objetivo que no es el que el presidente del régimen ha dicho, llegaron como siempre, para proteger a los terratenientes y para sembrar el terror en las comunidades campesinas, para así obligarlas a que se dasanimen”.

Otros campesinos no han logrado sobrevivir, desde la llegada de las fuerzas represivas del Estado hondureño al Aguán a la par se ha desatado una campaña mediática para desprestigiar la lucha por la tierra, colocando en el escenario mental de la población hondureña la existencia de una guerrilla que solo está en una estrategia militar encaminada a militarizar la zona y cometer crímenes de lesa humanidad en el sector a vista y paciencia de los operadores de justicia que solo actúan para criminalizar la lucha por un pedazo de tierra.

La Corte Penal Internacional, CPI, inició su investigación preliminar sobre Honduras, la semana pasada llegó el Juez Baltazar Garzón, asesor del Fiscal de la CPI junto a Eugenia Valenzuela, analista de casos de dicha Corte, a razón de una denuncia ante esta instancia internacional por las graves violaciones a los derechos humanos desde el 28 de junio de 2009, del Golpe Militar de Estado.

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