Trujillo Colón. Ampliar el mercado de su producción es el principal objetivo de 45 empresas asociativas afiliadas al Movimiento Campesino del Aguan (MCA), ubicadas en las tierras que en la década de los ochenta fueron ocupadas por el Centro Regional de Entrenamiento Militar (CREM), en el municipio de Trujillo Colón.
Con apoyo de la cooperación internacional los campesinos buscan salir adelante a través de proyectos comerciales, cultivo de palma africana, ganadería y la creación de un banco comunal que hace posible su financiamiento y capitalización.
Su principal objetivo comercial es el desarrollo de la ganaría a través de un proyecto sostenible a base de pases de cadena que según Rodolfo López, socio de una de las empresas, consiste en la entrega de animales hembras próximas a preñarse.
“El proyecto no muere porque la familia que recibe un animal se compromete a entregar una cría dentro a los dos años, el 12 de mayo de cada año se realiza el evento de entrega y es una celebración donde participa toda la comunidad. Este año en la cuarta celebración y se entregaron 59 animales”, manifiesta López.
Para facilitar las operaciones y garantizar el sostenimiento del proyecto organizaron la Unión de Empresas para la Transformación y Servicios (UEPS), institución que se encarga de coordinar los diferentes programas del área productiva de las 45 empresas que conforman el MCA.
El sostenimiento del proyecto ganadero descansa en el aumento del número de animales hembras productivas, es por esa razón que los machos son vendidos para sustituirlos por vaquillas. Con el propósito de generar mayores ganancias cuentan con las instalaciones necesarias para pesar el ganado.
El objetivo principal del proyecto es la cría y comercialización de ganado de carne. En la actualidad cuentan con aproximadamente 2,800 vacas de la raza brahman, que genera utilidades por la venta de crías y los derivados de la leche como queso, mantequilla y quesillo comercializados en pulperías y supermercados de Tocoa, Trujillo y San Pedro Sula. Esta producción permite a las familias la obtención de recursos económicos y les garantiza seguridad alimentaria.
Su plan estratégico proyecta que al término de diez años las empresas campesinas contaran con una procesadora de carne, que les permitirá obtener mayores ganancias al darle valor agregado a sus productos. “No podemos seguir vendiendo los animales como materia prima, porque necesitamos capitalizar las empresas”, refiere Rodolfo López.
Para ahorrarse tiempo y dinero, la asociación mantiene inversiones en una tienda agropecuaria, que se hizo necesaria al crecer los proyectos. Hoy los campesinos cuentan con facilidades para la compra de medicamentos e insumos y no se ven obligados a viajar a la ciudad. Este negocio, también beneficia a los vecinos de comunidades de Trujillo y Santa Rosa de Aguan
La inversión del MCA comprende el cultivo de 30 manzanas de pasto mejorado de distintas variedades, 280 manzanas de palma africana, una tienda agropecuaria, una descremadora de leche y el banco comunal con una liquides mayor a los cuatro millones de lempiras, que fue fundado en el 2003.
El administrador del banco comunal, Ovidio Ramírez Reyes, asegura que la fundación de la institución financiera se deriva de una necesidad. Al inicio recibieron dinero de la cooperación internacional para la ejecución de proyectos en el cultivo de sandía y arroz entre otros, que en muchas oportunidades sufrieron pérdidas y el campesinado se quedó sin el producto y sin capital para continuar trabajando.
Evitando el riesgo de iliquidez, decidieron la creación del Banco Comunal Campesino, mediante el cual se canalizan los fondos de la cooperación. Los recursos son otorgados a través de préstamos con una tasa de interés mensual es de 2.5 por ciento.
La institución financiera que hace cinco años inició operaciones con tres millones de lempiras, a la fecha capitaliza utilidades de más de un millón en concepto de intereses.
Establecieron la solidaridad empresarial como requisito para el otorgamiento de préstamos. Es decir, la empresa asociativa es solidaria con el socio y comparten responsabilidades haciendo más fácil la recuperación del dinero.
Para sacarle provecho a la producción de palma africana el Plan Estratégico también contempla la instalación plantas procesadoras de aceite y de bio combustibles con fines comerciales.
El MCA agrupa a de 700 familias que conforman las 45 empresas asociativas campesinas afiliadas a la Central Nacional de Trabajadores del Campo, Asociación Nacional de Campesinos de Honduras y la Asociación Nacional Campesina, que la medianoche del 12 de mayo de 2000, abrieron espacio entre las tropas del ejército hondureño para recuperar las tierras que formaban parte del Centro Regional de Entrenamiento Militar (CREM).
El CREM fue construido por el gobierno de Estados Unidos en la década de los ochenta para fines de entrenamiento contrarrevolucionario.
La mayoría de los campesinos habían perdido sus viviendas con el paso del huracán Mitch y pedían que el gobierno les entregara la antigua base militar con propósitos de reforma agraria.
Tras instalarse en la tierra los campesinos construyeron chozas de palma y sobre una plataforma de cemento que antes fuera utilizada para la enseñanza técnicas de contrainsurgentes, colocaron la improvisada escuela, prohibieron el alcohol y organizaron comisiones de salud, producción de alimentos, seguridad y la educación.
De esta forma el MCA inicia las acciones para legalizar 5,724 hectáreas de tierra que en 1991 habían sido traspasadas por la Procuraduría General de la República al Instituto Nacional Agrario, INA, con propósitos de Reforma Agraria.
La comunidad campesina fue bautizada con el nombre de Guadalupe Carney, en memoria de un sacerdote jesuita que desde 1970 se entregó a la lucha y organización de las cooperativas de ese sector. El trabajo de Carney con los campesinos, provocó que en 1983 militares hondureños y norteamericanos lo capturaran, asesinaran y ocultaran su cadáver.
Desde su llegada los campesinos del MCA libran una batalla sin precedentes. No obstante, los proyectos productivos no se detienen y demuestran que a través de la unidad y sacrificio, los pobres también pueden salir adelante. Las tierras del CREM que antes daban testimonio de muerte, hoy florecen para la vida. Gerey
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